El proceso de lectura y escritura de datos a un disco duro interno normal HDD es relativamente lento, pero en un disco duro SSD es mucho más rápido. Si tienes un disco duro tradicional en tu ordenador es el momento de cambiar a uno SSD y así conseguir una importante mejor en la velocidad de funcionamiento de tu equipo.
Si nunca has tenido un SSD en tu ordenador prepárate para alucinar con la mejora, generalmente son entre 5 y 10 veces más rápidos que los discos normales, consumen mucha menos energía y no hacen nada de ruido.
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Principales diferencias entre HDD y SSD
La principal diferencia tiene que ver con las capacidades máximas y precio. Los discos SSD son mucho más modernos, por lo tanto, su precio por capacidad de almacenamiento es notablemente superior. A día de hoy, una unidad SSD de 500 GB puede valer lo mismo que un HDD tradicional de 3 TB.
Los discos SSD tienen ventajas notables, al no tener partes móviles ni motores, no provocan ruidos ni vibración. Que no lleven motor no quiere decir que sean lentos, todo lo contrario, un sistema operativo suele arrancar en menos de la mitad de tiempo con un SSD.
En cuanto a la durabilidad, los SSD no son inmortales, es más, las primeras unidades a la venta duraban muy poco hasta que se fue perfeccionando la tecnología. La vida útil de estos discos depende de las operaciones de escritura sobre cada celda de un banco de sus memorias flash. La mayoría de los fabricantes ofrecen entre 3 y 5 años de garantía, lo que nos puede servir para tener una idea de lo que pueden llegar a durar para un usuario medio.
Mejores discos duros económicos
Si buscas un SSD barato para dar una nueva vida a un equipo antiguo con lo justo para instalar Windows y unos pocos programas, entonces este es tu disco. Ofrece tasas de lectura a 500 MB/s y escritura a 320 MB/s, que no está nada mal.
Se trata de la serie más básica del fabricante, la más económica, pero Kington ha utilizado un bonito encapsulado de aluminio de buena calidad. Esto hace que el disco duro tenga una buena rigidez y resistencia a golpes, además de buena disipación de calor.
A diferencia de otros fabricantes, Samsung hace sus propios controladores de SSD, firmware y NAND, lo que significa que se esmeran haciendo buenos productos y que son capaces de diseñar el disco duro al completo.
Samsung tiene muy buena reputación por hacer dispositivos muy fiables. El EVO 850 no es el disco duro SSD más rápido que puedes conseguir, pero de los mejores en su nivel de precio.
Tiene una de las mejores combinaciones entre precio, rendimiento y capacidad de las que puedes encontrar en otros dispositivos. Además, una resistencia de 150TB de escritura (es decir, que durará muchísimo tiempo), dispone de módilo de encriptación por hardware y cinco años de garantía.
Los Crucial MX500 llevan un controlador de Silicon Motion en todos los formatos y memorias NAND 3D TLC de Micron, alcanzando así 560/510 MB/s en lectura y escritura secuencial. El MX500 es rápido y barato y viene con una garantía de cinco años.
El diseño nos de la unidad es muy bueno, simple pero sin renunciar a un encapsulado de aluminio con el detalle de colocar un pad térmico sobre el controlador para una mayor superficie de disipación.
El controlador SM2258H es una buena característica de estas unidades, el cual se utiliza tanto en los modelos SSD 2,5” como en los M.2, con capacidades máximas de hasta 2 TB con memorias de tipo NAND TLC fabricadas por Micron. Además, 5 años de garantía es justo lo que se le puede pedir.
¿Qué capacidad es la más apropiada?
El consejo habitual es que tengas tanta capacidad como puedas permitirte, los de mayor tamaño son muy caros.
Ahora mismo la mayoría de la gente puede permitirse un SSD de 500 GB. Si tienes previsto comprarte un ordenador nuevo lo ideal sería seleccionar ese tamaño de unidad. De todas formas, si se escapa de tu presupuesto, siempre podrás mejorar tu configuración más adelante cuando bajen de precio.
La mayoría de fabricantes de ordenadores permiten cambiar el disco duro sin perder la garantía, por ello, puede ser una opción más barata comprar un ordenador portátil con un disco duro normal y después reemplazarlo por un SSD de más capacidad.
¿Cuándo compensa comprar un SSD?
No tiene sentido mejorar un equipo si tienen en mente reemplazarlo. Si tu ordenador ya tiene un disco SSD, la única razón para comprar otro SSD es que no tengas espacio o por avería del anterior.
No vas a notar una diferencia de velocidad considerable a no ser que para ti unos cuantos milisegundos marquen la diferencia.
También deberías pensar en mejorar tu RAM si tu equipo tiene 4 GB o menos. Una RAM de 8 GB puede marcar una gran diferencia para el uso cotidiano.
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