No es un pájaro, no es un avión, no es Superman… ni tampoco una estrella fugaz. Es un satélite de telefonía Iridium que refleja la luz del sol en sus paneles a determinadas horas del día. Estos reflejos, en ciertas ocasiones, toman una intensidad considerable, lo que hace que lleguen a ser visibles, incluso, a pleno día. Pero el verdadero espectáculo se produce cuando el destello coincide al poco tiempo de anochecer (o un rato antes de que amanezca). El efecto es como si se tratara de una estrella fugaz (de movimiento lento) que poco a poco va adquiriendo intensidad para, al cabo de unos 10 segundos, volver a desaparecer. La foto adjunta fue tomada por mi en Vilalba (Lugo) a mediados de septiembre. No había anochecido del todo pero el tránsito del satélite era igualmente visible.
La ventaja de conocer la hora y lugar de este espectáculo visual es que se puede estar preparado y tomar instantáneas con composiciones verdaderamente preciosas (no es el caso de mi foto) como se puede comprobar en Flicker.
Qué hay que hacer para ver un destello de un satélite Iridium?
Lo primero es conocer con exactitud nuestra posición sobre la Tierra e insertarla en la web Heavens-Above (se puede determinar con Google Maps, introduciendo nuestras coordenadas GPS o buscando en una lista de países). Además, también es importante fijarse que la configurarción del huso horario sea la correcta. Seguidamente, desde la página principal de Heavens-Above ya se pueden consultar los «Iridium flares» para los próximos 7 días e, incluso, conocer los que serán visibles de día. Un flare de Iridium dura algunos segundos, pueden llegar a ser muy brillantes, de magnitud -8 aproximadamente (en esta escala, cuanto más negativo es el valor más brillo. Para hacernos una idea, la luna llena puede alcanzar una intensidad de -12,7 y el planeta Venus -4,4). El destello capturado en mi fotografía tenía magnitud -6.
El resto de información que nos aporta Heavens-Above se refiere al azimut (ángulo con respecto al norte) y la elevación (ángulo sobre el plano horizontal) del punto concreto del cielo por el que tendrá lugar el pase.
Ahora solamente falta una cámara, un trípode y paciencia para esperar a la hora del próximo pase.